CUYO-ARGENTINA: EL CARIÑO A LOS ANIMALES




Dr.Raúl de la Torre.


Felizmente, cada vez se escucha menos aquello de tener un perro sólo como guardián; o conseguir un gato para que corra las ratas.
Paré el trote esa mañana de helado sábado de este invierno que nos castiga. La escena junto a un muro del museo me impactó. Les dije dos o tres cositas de esas que se dicen a los animales, y me parece que algún modo la pequeña perra y su cachorrito las entendieron, porque me miraron con extraña ternura y ambos movieron sus colitas. Y seguí.

En la retina llevé por varias cuadras la imagen: una pequeña perrita callejera dormitaba bajo a la helada; pero hay gente que se juega en gestos de ternura: el cachorrito vestía un confortable chaleco de gruesa lana. Alguien lo habría abandonado junto a su madre; pero alguien también había mitigado con creces la crueldad del descubierto abandono. El amor nos enaltece, nos hace más humanos.
Hace un tiempo, frente a la esquina del club de tenis, junto a un pequeño muro del túnel del trencito, había también en el parque una pequeña madre evidentemente abandonada con varios cachorritos. Alguien que seguramente no podía llevarlos a su casa ni tenía otra solución para ellos, les había construido una confortable casa con varias cajas de cartón tapadas con un plástico; les había dejado un comedero con alimento en su improvisada puertita y allí la madre, fiel a su amor, custodiaba su hogar. Esa noche llovió a cántaros. Los animales estuvieron allí varios días. Posiblemente alguien se encargó luego de conseguirles un hogar, porque no los volví a ver.
Uno advierte que, paulatinamente, quizá por un desarrollo social de los sentimientos, o por la soledad que profundizan las ciudades, la gente se refugia en actos de amor hacia los animales. Ellos integran hoy nuestras cosas a partir de una extensión del amor familiar. Una de las profesiones que más ha crecido en los últimos años es la del veterinario, en cuyo lenguaje hoy se habla de: clínica de animales, ecografías, peluqueros, bioquímicos, estrés, sentimientos, lenguaje de los animales y sus anticipaciones a algunos hechos.
Más allá de la violencia, las guerras y las injusticias, si hay algo que puede interpretarse como progreso de la humanidad, es esta predisposición a mostrarse más humanos, aunque sea en pequeños gestos de ternura.


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