Roy Rogers quedó palido ante el jinete Made In Chile.
"Me han dicho el Gaucho, el Cowboy. Siempre me han molestado, porque a mí me gusta el tema de los caballos y aprendí esto desde chico".
Así explica Daniel Schweitzer Martínez (20) cómo logró convertirse, la noche del pasado domingo, en un héroe para los vecinos de San Carlos de Apoquindo, al lograr arrear a una decena de caballos desbandados en ese sector residencial de Las Condes.
El estudiante de Derecho de la Universidad de Los Andes contó, ayer, a La Tercera, que ese día estaba cenando en su casa cuando una ex cuñada lo llamó para contarle el caos generado por los equinos en una plaza de calle El Convento.
El universitario tomó un lazo argentino de seis hebras que tenía en su casa y junto a uno de sus hermanos se dirigió al lugar, donde vecinos y guardias de seguridad ciudadana intentaban frustradamente controlar a los animales.
"Como la plaza estaba cercada, (los caballos) no veían salidas. Y no estaban ni ahí con salir, si tenían como una hectárea para pastar", dice Schweitzer. Señala que algunos vecinos fueron a buscar frutas y verduras para darles de comer a los animales para mantenerlos en el lugar.
En un primer intento por lacear a una de las yeguas -cuenta el joven- el lazo no llegó al animal, lo que provocó las bromas de las personas que lo acusaron de "andar midiendo el corral".
Finalmente, logró amarrarla. "Mi hermano por precaución tomó el lazo por debajo de la yegua, se pegó un par de saltos, pero la pude tranquilizar. Le hice cariño, le susurré y ahí le hice una especie de bozal y se dejó. Ahí 'caché' que estaba domada", cuenta el universitario.
Después de unos minutos y ante la expectación de los vecinos, Schweitzer sacó al animal por uno de los costados de la plaza, lo que permitió que el resto de los caballos, escapados de los terrenos de los Monjes Benedictinos, lo siguiera, evitando un accidente.
El universitario, nieto del conocido abogado y ex ministro Miguel Alex Schweitzer, no deja de sorprenderse por las repercusiones que tuvo el hecho.
Dice que su familia cuenta con una estancia en Torres del Paine y desde los nueve años se adentró en las actividades campestres. Precisamente, sus amigos de la zona, tras conocer el hecho, lo llamaron para bromear y poner en duda sus capacidades con los caballos.
"Ellos vieron la noticia y me decían: así que ahora te las das de experto. Pero no debe ser para tanto, si era un par de caballos, no más", cuenta entre risas.
Daniel asegura que nunca ha participado en una competencia oficial de domadura. "Los viejos de allá son bravos", precisa; sin embargo, asegura tener un nuevo desafío: "Unas amigas con quienes siempre vamos a las competencias de marcas de novillos me dijeron que ahora tenía que participar y competir contra los hermanos de la estancia 'El Puma'", precisa el universitario, quien, ayer, volvió a la plaza de calle El Convento.
De inmediato, uno de los guardias de seguridad ciudadana que junto con él intentó domar a los caballos se le acercó y lo saludó con cercanía. Le contó que desde esa noche intentaban ubicarlo desde la municipalidad. El joven accedió y tras unos minutos, le entregó parte de sus datos personales.
Tras despedirse del guardia, Schweitzer recordó que, esa noche, unos vecinos "me contaron que uno de los vigilantes les dijo que les trajera zanahorias y manzanas, pero los animales no pescaron, estaban felices pastando".
F: La Tercera
Así explica Daniel Schweitzer Martínez (20) cómo logró convertirse, la noche del pasado domingo, en un héroe para los vecinos de San Carlos de Apoquindo, al lograr arrear a una decena de caballos desbandados en ese sector residencial de Las Condes.
El estudiante de Derecho de la Universidad de Los Andes contó, ayer, a La Tercera, que ese día estaba cenando en su casa cuando una ex cuñada lo llamó para contarle el caos generado por los equinos en una plaza de calle El Convento.
El universitario tomó un lazo argentino de seis hebras que tenía en su casa y junto a uno de sus hermanos se dirigió al lugar, donde vecinos y guardias de seguridad ciudadana intentaban frustradamente controlar a los animales.
"Como la plaza estaba cercada, (los caballos) no veían salidas. Y no estaban ni ahí con salir, si tenían como una hectárea para pastar", dice Schweitzer. Señala que algunos vecinos fueron a buscar frutas y verduras para darles de comer a los animales para mantenerlos en el lugar.
En un primer intento por lacear a una de las yeguas -cuenta el joven- el lazo no llegó al animal, lo que provocó las bromas de las personas que lo acusaron de "andar midiendo el corral".
Finalmente, logró amarrarla. "Mi hermano por precaución tomó el lazo por debajo de la yegua, se pegó un par de saltos, pero la pude tranquilizar. Le hice cariño, le susurré y ahí le hice una especie de bozal y se dejó. Ahí 'caché' que estaba domada", cuenta el universitario.
Después de unos minutos y ante la expectación de los vecinos, Schweitzer sacó al animal por uno de los costados de la plaza, lo que permitió que el resto de los caballos, escapados de los terrenos de los Monjes Benedictinos, lo siguiera, evitando un accidente.
El universitario, nieto del conocido abogado y ex ministro Miguel Alex Schweitzer, no deja de sorprenderse por las repercusiones que tuvo el hecho.
Dice que su familia cuenta con una estancia en Torres del Paine y desde los nueve años se adentró en las actividades campestres. Precisamente, sus amigos de la zona, tras conocer el hecho, lo llamaron para bromear y poner en duda sus capacidades con los caballos.
"Ellos vieron la noticia y me decían: así que ahora te las das de experto. Pero no debe ser para tanto, si era un par de caballos, no más", cuenta entre risas.
Daniel asegura que nunca ha participado en una competencia oficial de domadura. "Los viejos de allá son bravos", precisa; sin embargo, asegura tener un nuevo desafío: "Unas amigas con quienes siempre vamos a las competencias de marcas de novillos me dijeron que ahora tenía que participar y competir contra los hermanos de la estancia 'El Puma'", precisa el universitario, quien, ayer, volvió a la plaza de calle El Convento.
De inmediato, uno de los guardias de seguridad ciudadana que junto con él intentó domar a los caballos se le acercó y lo saludó con cercanía. Le contó que desde esa noche intentaban ubicarlo desde la municipalidad. El joven accedió y tras unos minutos, le entregó parte de sus datos personales.
Tras despedirse del guardia, Schweitzer recordó que, esa noche, unos vecinos "me contaron que uno de los vigilantes les dijo que les trajera zanahorias y manzanas, pero los animales no pescaron, estaban felices pastando".
F: La Tercera
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