EL DOCTOR "JACK" Y LA TERAPIA ASISTIDA

Terapia asistida por animales:
La historia de Jack, el perro doctor que cura

Su presencia no pasa inadvertida en las instalaciones de la Clínica Mayo, en EE.UU. Se trata de un pinscher enano de nueve años, que colabora en la rehabilitación de los pacientes y cuya biografía acaba de ser publicada.

Aunque cumplió nueve años, Jack está más activo que nunca. Todos los días recorre las instalaciones de la Clínica Mayo en Rochester, Minnesota, atendiendo en promedio entre ocho y diez pacientes. Desde 2003 que trabaja en forma ininterrumpida en ese famoso centro de salud estadounidense, y ya son más de 2 mil las personas que han estado bajo su cuidado.

Su rutina es similar a la de cualquier otro médico o enfermera, salvo por una diferencia: Jack -"Dr. Jack" para sus pacientes- es un perro pinscher enano.

Él es el primero de su especie que forma parte del equipo de atención médica de Clínica Mayo; su labor consiste en asistir y acompañar a los pacientes en su programa de rehabilitación, acompañar a quienes deben permanecer mucho tiempo hospitalizados y, en especial, distraer a lo niños hasta hacerles olvidar los miedos que generan algunos procedimientos.

"¿Por qué ofrecemos terapia ayudada por animales? ¡Porque funciona!", responde enfático el doctor Brent Bauer, director del Programa de Medicina Complementaria e Integradora de la clínica.

Así como los pacientes tienen acceso a acupuntura, masajes, meditación y musicoterapia, también tienen la opción de interactuar con Jack. "Casi todos los pacientes reconocen que se sienten mejor y más relajados después de su visita". Hemos visto que esto disminuye sus niveles de estrés y mejora el funcionamiento de su sistema inmune".

Dr. Jack se ha ganado su espacio. Cuando era apenas un cachorro fue entregado a Marcia Fritzmeier, especialista en terapia asistida con animales. Además de convertirse en su dueña, ella se dedicó a entrenarlo, a moldear su carácter, a enseñarle a obedecer órdenes verbales y de señas, a percibir el estado anímico de las personas y a realizar ciertos movimientos que favorecen las terapias físicas de rehabilitación.

Fueron más de 160 horas de entrenamiento, durante un año, las que le permitieron recibir una certificación que deja constancia de sus habilidades para trabajar en programas de salud. "El paciente más joven que ha estado con Jack fue un niño de 11 meses; y el mayor, un hombre de 92 años", cuenta Fritzmeier.

Gran parte de su historia se cuenta en un libro infantil lanzado este año por la Clínica Mayo, que incluye un prólogo de la ex Primera Dama estadounidense Barbara Bush, así como un ensayo sobre la "dimensión sanadora de las mascotas", escrito por el oncólogo Edward Creagan.

Inolvidable

Como Jack tiene estrictamente prohibido ladrar en el hospital, al llegar a su casa se desquita, cuenta Marcia. "Es travieso y juguetón. Tengo otros cuatro perros y un gato; Jack se siente el jefe de todos ellos, no importa que algunos sean más grandes de tamaño".

Además, es un excelente compañero y cuidador. "Yo tengo problemas de audición, entonces Jack me avisa tocándome con su pata en mi pierna cuando se aproxima un vehículo o una persona me habla por detrás".

Marcia junto al doctor Bauer siempre acompañan a Jack en sus recorridos por la clínica, y coinciden en que los pacientes de pediatría son los más beneficiados y contentos con su presencia. Marcia recuerda el caso de una niña de cinco años que fue operada de la columna. "Era doloroso para ella cuando trataba de caminar; Jack se ponía a su lado y la acompañaba en cada paso. La niña se distrajo mirándolo y poco a poco las lágrimas desaparecieron".

"Los pacientes pueden olvidar el nombre de los doctores o las enfermeras que los atendieron -afirma Marcia-, pero nunca olvidan el nombre de Jack".

Experiencia en Chile

Diversos estudios muestran que la vinculación de animales en el proceso de recuperación de los pacientes es una efectiva alternativa para mejorar su estado anímico, conseguir que su sistema inmune se fortalezca y así lograr una mayor y pronta respuesta al tratamiento.

En Chile, algunos centros han trabajado con animales, como es el caso del Instituto Teletón.

También desde hace años se utiliza la hipoterapia o equinoterapia, en la que niños con trastornos neurológicos y neuromusculares, como parálisis cerebral o esclerosis, montan un caballo para el tratamiento de desórdenes del movimiento.




F: emol cl. -Cristián M. González S. / Clínica Mayo . EE.UU vía Youtube

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