Durante las manifestaciones y también actos de vandalismo a que está acostumbrada la ciudad de Santiago, intervienen grupos disímiles de personas a las cuales se suman los perros callejeros, que en cantidad importante vagan en busca de alimento y abrigo en la urbe. Estos perros abandonados no necesariamente son producto de la mala situación de sus amos, sino más bién de la desidia y la falta de cultura ciudadana, muy entrocada desde los grupos más alto a los más bajos de la sociedad, convirtiéndose en un patrón de la idiosincracia chilena.
Los vehículos policiales no es primera vez que participan en hechos deplorables, el año recién pasado se divulgó un video donde se muestra a un furgón de Carabineros subirse a los jardínes de Plaza Almagro para aplastar a un perro que había en el lugar. También hemos sido testigos del uso policial de caballos como fuerza de choque contra manifestantes, y del actual cruel de estos últimos en contra de los equinos. Sin que el alto mando haya corregido sus procedimientos de contención, para resguardo del orden público.
En ausencia de una verdadera organización de protección animal, y de una Ley realmente proteccionista, no como la promulgada por el Parlamento. que más bién fue amañada para proteger intereses personales, es muy difícil exigir que el imperio de la Ley caiga en contra de los delincuentes que atentan contra nuestros hermanos menores.
Fuentes: MalEducados.cl-2013 / Santiago Ferreiro Merino
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