Sólo records que no impliquen maltrato ni muerte de animales
Por Marielena Hoyo Bastien
Miércoles 28 de Enero, 2009
Aunque con gran algarabía se promovió en los medios de comunicación que el pasado fin de semana se rompería una marca Guinness con la llamada “encerrona” del “niño-torero” Michel Lagravere Peniche, sorpresita la que se llevaron quienes promovieron y hasta dieron por cierta tal posibilidad, pues la misma empresa de los records se encargó de desmentirlos en su página oficial dando como respuesta precisa del caso que no aceptan resultados basados en eventos que impliquen muerte o maltrato de animales.
Por lo menos, se libró esa parte de la salvajada permitida el pasado sábado en una plaza de Mérida, Yucatán, porque ya imagino lo que se hubiera provocado de querer romper la cifra otro matadorcito infantil o el mismo o el hermanito de éste a quien los padres, que a su vez son los empresarios, promotores y explotadores de sus vástagos, ya tienen en la mira por si… les lastiman o matan al primer retoño. Que todo puede suceder más… no con los erales que utilizaron para esta ocasión, animalitos que con dificultades estuvieron dentro del rango menor que califica para esa edad y que juguetones e inocentes salieron al ruedo sin saber que esa dulce y rechoncha carita, ese panzoncillo chiquitín sería su verdugo, sin piedad además porque… debía lucirse y demostrar su “madera de matador”, de asesinito experimentado. Debía darnos en la madre a todos los que nos opusimos a su absurda matanza fundamentados en el riesgo psíquico y físico que corría su humanidad en el presente y en el futuro. También, por supuesto, debía atraer a la prensa nacional e internacional para que le pusieran ojo los ¿grandes? empresarios taurinos ávidos de atractivos circenses puesto que su llamada fiesta brava cada día se muestra más disminuida.
Por otra parte, descalificar a los padres de estos menores resulta inútil. Ya me ocupé de eso en pasada ocasión y créanme que nada los conmueve ante la minita de oro que ya de hecho son sus hijos. La apuesta por un futuro $eguro bien les vale el riesgo. Por ello, esta vez abro una veta más de culpabilidad, ahora en contra de aquellas autoridades de cualquier nivel que sigan otorgando permisos para que menores arriesguen la vida, para más, matando animales que es un caminito seguro para una criminalidad mayor. De hecho corre por la red que muy próximamente el mozalbete tiene programada ya otra “corrida”, ahora en Boca del Río, Veracruz. Y es que…Una cosa son los sueños que pueda tener un menor y apoyarlo para que los logre y otra muy diferente ponerlo al frente de un avión a los seis años sólo porque quiere ser piloto. Todo tiene un tiempo y una formación. Pero de eso a corromperle su inocencia infantil fomentándole indiferencia al dolor ajeno y placer por matar… hay un gran trecho. ¿Qué puede esperarse entonces de una criatura que desde la más tierna edad contempla, goza, disfruta y busca suprimir la vida por un capricho, máxime cuando todavía no sabe qué es la compasión tan necesaria y el valor de la vida? “Michelito” es… es una personita que ni siquiera sabe hablar correctamente -“agradezco a toda la gente que me haiga venido a apoyar”- y sin embargo ya lo echaron al ruedo contra animales que de acuerdo al mismo reglamento taurino vigente en la entidad meridense ni siquiera cumplen con la edad y peso correspondientes.
De acuerdo al artículo 30 del ordenamiento referido, los toros deben haber cumplido los 4 años y pesar un mínimo de 430/450 kilos según el tipo de plaza. Si es de primera o de segunda… a no ser… que… la capital yucateca tenga una de décima y por ello se haya autorizado la pequeña talla de los animales a matar. Ahora me explico la clase de ¿afición?, y pregunto dónde estaría el juez de plaza y el médico veterinario que debieron certificar el cumplimiento exacto del Reglamento. Esperando su multita…Siendo así las cosas no se para qué demonios gastamos presupuesto en la construcción de leyes y reglamentos con la carga económica que ello representa y para qué carambas establecemos dependencias como la Procuraduría que supuestamente debe velar por el cumplimiento de los derechos de los menores y la familia y que para el caso fue tristemente desfigurada en la persona de su titular, la señora Celia Rivas Rodríguez, que en principio y por consejo de la oficina estatal de derechos humanos determinó la suspensión de la “encerrona” ante el riesgo del infante y a luego de una breve plática con el chamaquete y un par de sicólogos cambió de parecer… para no frenar los sueños del granuja. Sobre el tema hay infinidad de reflexiones. De lo que ya no dispongo es de espacio y por ello sólo expongo dos a fin de que me acompañen cibernéticamente a diseccionarlas… leí hace poco sobre los segundos que le lleva a un pervertido lograr que un menor se desnude ante la webcam de su computadora. Algo para mi inexplicable, pero que sucede con gran frecuencia y habla de lo fácil que resulta influir en una personita no madura, lo que bien puede traspolarse al caso “Michelito” y, por otro lado, vengo estudiando desde hace muchos años la terrible relación que hay entre el maltrato animal y la criminalidad humana. Tenemos el más reciente caso con el llamado “pozolero”, que por años se dedicó a deshacer cadáveres humanos utilizando una cierta mezcla química, comenzando su experiencia con… reses. Por eso, temo imaginar lo que pueda estar creciendo en el corazón de un niño que desde los 6 años aprendió a matar y que además lo disfruta. De vergüenza. De terror.
producciones_serengueti@yahoo.com
Por Marielena Hoyo Bastien
Miércoles 28 de Enero, 2009
Aunque con gran algarabía se promovió en los medios de comunicación que el pasado fin de semana se rompería una marca Guinness con la llamada “encerrona” del “niño-torero” Michel Lagravere Peniche, sorpresita la que se llevaron quienes promovieron y hasta dieron por cierta tal posibilidad, pues la misma empresa de los records se encargó de desmentirlos en su página oficial dando como respuesta precisa del caso que no aceptan resultados basados en eventos que impliquen muerte o maltrato de animales.
Por lo menos, se libró esa parte de la salvajada permitida el pasado sábado en una plaza de Mérida, Yucatán, porque ya imagino lo que se hubiera provocado de querer romper la cifra otro matadorcito infantil o el mismo o el hermanito de éste a quien los padres, que a su vez son los empresarios, promotores y explotadores de sus vástagos, ya tienen en la mira por si… les lastiman o matan al primer retoño. Que todo puede suceder más… no con los erales que utilizaron para esta ocasión, animalitos que con dificultades estuvieron dentro del rango menor que califica para esa edad y que juguetones e inocentes salieron al ruedo sin saber que esa dulce y rechoncha carita, ese panzoncillo chiquitín sería su verdugo, sin piedad además porque… debía lucirse y demostrar su “madera de matador”, de asesinito experimentado. Debía darnos en la madre a todos los que nos opusimos a su absurda matanza fundamentados en el riesgo psíquico y físico que corría su humanidad en el presente y en el futuro. También, por supuesto, debía atraer a la prensa nacional e internacional para que le pusieran ojo los ¿grandes? empresarios taurinos ávidos de atractivos circenses puesto que su llamada fiesta brava cada día se muestra más disminuida.
Por otra parte, descalificar a los padres de estos menores resulta inútil. Ya me ocupé de eso en pasada ocasión y créanme que nada los conmueve ante la minita de oro que ya de hecho son sus hijos. La apuesta por un futuro $eguro bien les vale el riesgo. Por ello, esta vez abro una veta más de culpabilidad, ahora en contra de aquellas autoridades de cualquier nivel que sigan otorgando permisos para que menores arriesguen la vida, para más, matando animales que es un caminito seguro para una criminalidad mayor. De hecho corre por la red que muy próximamente el mozalbete tiene programada ya otra “corrida”, ahora en Boca del Río, Veracruz. Y es que…Una cosa son los sueños que pueda tener un menor y apoyarlo para que los logre y otra muy diferente ponerlo al frente de un avión a los seis años sólo porque quiere ser piloto. Todo tiene un tiempo y una formación. Pero de eso a corromperle su inocencia infantil fomentándole indiferencia al dolor ajeno y placer por matar… hay un gran trecho. ¿Qué puede esperarse entonces de una criatura que desde la más tierna edad contempla, goza, disfruta y busca suprimir la vida por un capricho, máxime cuando todavía no sabe qué es la compasión tan necesaria y el valor de la vida? “Michelito” es… es una personita que ni siquiera sabe hablar correctamente -“agradezco a toda la gente que me haiga venido a apoyar”- y sin embargo ya lo echaron al ruedo contra animales que de acuerdo al mismo reglamento taurino vigente en la entidad meridense ni siquiera cumplen con la edad y peso correspondientes.
De acuerdo al artículo 30 del ordenamiento referido, los toros deben haber cumplido los 4 años y pesar un mínimo de 430/450 kilos según el tipo de plaza. Si es de primera o de segunda… a no ser… que… la capital yucateca tenga una de décima y por ello se haya autorizado la pequeña talla de los animales a matar. Ahora me explico la clase de ¿afición?, y pregunto dónde estaría el juez de plaza y el médico veterinario que debieron certificar el cumplimiento exacto del Reglamento. Esperando su multita…Siendo así las cosas no se para qué demonios gastamos presupuesto en la construcción de leyes y reglamentos con la carga económica que ello representa y para qué carambas establecemos dependencias como la Procuraduría que supuestamente debe velar por el cumplimiento de los derechos de los menores y la familia y que para el caso fue tristemente desfigurada en la persona de su titular, la señora Celia Rivas Rodríguez, que en principio y por consejo de la oficina estatal de derechos humanos determinó la suspensión de la “encerrona” ante el riesgo del infante y a luego de una breve plática con el chamaquete y un par de sicólogos cambió de parecer… para no frenar los sueños del granuja. Sobre el tema hay infinidad de reflexiones. De lo que ya no dispongo es de espacio y por ello sólo expongo dos a fin de que me acompañen cibernéticamente a diseccionarlas… leí hace poco sobre los segundos que le lleva a un pervertido lograr que un menor se desnude ante la webcam de su computadora. Algo para mi inexplicable, pero que sucede con gran frecuencia y habla de lo fácil que resulta influir en una personita no madura, lo que bien puede traspolarse al caso “Michelito” y, por otro lado, vengo estudiando desde hace muchos años la terrible relación que hay entre el maltrato animal y la criminalidad humana. Tenemos el más reciente caso con el llamado “pozolero”, que por años se dedicó a deshacer cadáveres humanos utilizando una cierta mezcla química, comenzando su experiencia con… reses. Por eso, temo imaginar lo que pueda estar creciendo en el corazón de un niño que desde los 6 años aprendió a matar y que además lo disfruta. De vergüenza. De terror.
producciones_serengueti@yahoo.com
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