MURIO GODOFREDO STUTZIN LIPINSKI, PADRE DEL MOVIMIENTO ANIMALISTA CHILENO


Murió el jueves 11 de un paro cardiaco. De nacionalidad alemana, el abogado que nació en 1917 es considerado precursor de la legislación medioambiental en Chile, además de fundador de organismos como el Comité Nacional Pro Defensa de la Flora y Fauna (CODEFF). Entre las distinciones que ha recibido se cuenta la condecoración “Goldenes Ehrenzeichen” del Gobierno de Austria; el Diploma de Honor de “Aldeas de Niños S.O.S.”, y haber sido nombrado miembro del Consejo Internacional de Derecho Ambiental. En 1990 recibe el premio “Global 500” del programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente en ciudad de México, y en 1994 recibe el Diploma de Honor de la Asociación Chilena de Protección de la Familia (APROFA). Además, dedicó su vida a la proteccion de los animales, ayudando a perros y gatos callejeros, apoyando sociedades de proteccion animal, tanto a nivel nacional como internacional, impulsando campañas y escribiendo diversos libros sobre el tema.
EL ETERNO ANIMALISTA


Godofredo Stutzin Lipinski, el más grande animalista de Chile ha fallecido, físicamente ha dejado de existir, sin embargo su alma, su vida y su trabajo viven entre nosotros.

Quien se diga animalista, habrá escuchado su nombre, y quien lo haya conocido, habrá cambiado para siempre su vida.

Recuerdo claramente hace 11 años cuando lo conocí, yo estaba trabajando en mi Memoria de grado en la Universidad de Talca, y mi profesor de Derecho Penal, don Sergio Politoff, me recomendó visitar a su amigo abogado animalista Stutzin, a fin de trabajar mi tema sobre animales y derecho.

Aventure una mañana desde Talca hacia Santiago, con 5 meses de embarazo, ansiosa de conocerlo, advertida de la lejanía de su domicilio y de su avanzada edad, no dude en recorrer lo que fuera necesario para llegar a El Arrayán, cerca de la cordillera.

Era una parcela sencilla, no se veía desde el exterior el lujo que ostentaban sus vecinos, claramente su riqueza era otra….

Toqué el timbre llegaron corriendo al enorme portón de gruesa madera unos 30 perros, de mediano y pequeño tamaño, no sentí miedo, nunca lo he sentido realmente de los animales no humanos, pero acá había algo más… Cuando abrió la puerta, los perros saltaron hacia mí en señal de bienvenida… jamás había visto animales tan felices.

Si existe la felicidad los animales, fui testigo privilegiado de su máxima expresión.

En esa casa se respiraba amor, verdadera paz, corrían los animales por el lugar, las flores crecían libres, los frutos caían de los árboles y emergía la naturaleza como en el paraíso. En varios metros cuadrados bien distribuidos convivían armoniosamente gatos, peces, una llama cuyo nombre era Inti, pájaros y la hurón Pepina.

Había un can de sólo 3 patas, desde que me recibió en la puerta, hasta llegar a la casa, y durante todo el recorrido que hicimos esa mañana, no se separo de su amo, Don Godofredo. En el trayecto me relato la historia de cada uno de ellos, había un grupo de pequeños canes que lo seguían y lo esperaban afuera de cada lugar o habitación en que ingresaba. Sus nombres eran Mapocho, Mapocha, Godo, etc, y cada uno guardaba un secreto y profundo agradecimiento a quien lo rescato de una muerte segura.

Su relación con los animales era francamente admirable, sorprendente, todos se acercaban a él, lo reconocían como su legítimo interlocutor y lo cuidaban celosamente.

En sus oficinas en medio del bosque, entre fotos y cientos de libros sobre animales y medio ambiente, conversamos largas jornadas, me nutrí de sus conocimientos, de su avanzada visión de las cosas, con admiración lo vi leyendo y traduciendo en más de 10 idiomas, y viví su generosidad, la misma que tuvo su mujer, Nora, quien mientras vivió impulsó en Chile el trabajo de las aldeas infantiles S.O.S.

Su presencia lo acompañaba, ella había fallecido, sin embargo no he visto amor más grande que el de un hombre que coloca cada día una rosa fresca en frente de la fotografía más hermosa de su mujer, y que mantiene como ella lo haría, sus plantas y aves preferidas.

Desde su juventud, trabajo en mejorar la condición de miles de animales, fundó en Chile la Unión de amigos de los animales, precursora de CODEFF, durante muchos años realizo un programa de radio sobre los animales y el medio ambiente, sus publicaciones en medios de prensa y académicos, y sus libros son testimonio de su trabajo. Al leerlos, y re leerlos veo que hace 50 años, los problemas y el amor con que trabajan los animalistas por ellos, eran similares, y como país, hemos tardado tanto en buscar soluciones.

Hace 93 años nació un hombre que sin internet, ni medios tecnológicos y sin el capital económico que Chile ostenta hoy. Hizo realidad el milagro de estampar en la opinión pública, en la política y en el derecho, la importancia de hacerse cargo de los animales como sujetos de derechos, y de concretar el desarrollo sustentable.

Todo se traduce en lo que vi….cuando caminábamos por un sendero, se detuvo, estaba cruzando ante nosotros un escarabajo. Don Godofredo Stutzin, abogado, padre de dos hijos, destacado hombre de derecho y reconocido por su trabajo y valor humano, detuvo su marcha ante ese ser. Nada tuvo más valor en el mundo, que la vida de quien cruza ante su camino.

Cada vez que recuerdo esa escena, me detengo como él, lleno mis energías, vivo ese instante de iluminación y con la verdad en mis ojos, puedo volver a avanzar.

María Celeste Jiménez, Abogado Animalista

(Prensa Animalista. Cl )

1 comentario:

Anónimo dijo...

Desde México nuestras más sinceras condolencias para toda la comunidad animalista chilena.
Un abrazo solidario.
Sandra Segovia
VOCERO-APASDEM
Asociaciones Protectoras de Animales de México