Para el Día Internacional del Agua vimos que en las calles de Copiapó se realizó un funeral simbólico de nuestro río, y de este vital elemento, manifestación que fue encabezada por la Unión Comunal de Juntas de Vecinos, la Coordinadora por la Defensa del Agua, la Iglesia Católica, y agrupaciones comunitarias.
Ese río en el cual muchos recordamos, nos bañábamos en nuestra infancia, hacíamos paseos a su ribera, e incluso en los aniversarios de los liceos se realizaban competencias de balsas construidas con cámaras de neumáticos, hoy no existe, así de simple y así de complejo.
La falta de agua no es sólo un tema región, o del Valle de Copiapó, es un gran tema universal. Ya sabemos que el agua es un recurso que sí se agota, e incluso se señala que las guerras del futuro serán las guerras del agua.
Análisis sobre las causas de este problema se efectúan en todo el mundo, los estudian los expertos, se debaten en encuentros internacionales, pero fue en uno de mis viajes que una mujer indígena me dijo que cada uno de los problemas ambientales que aquejan al planeta se relacionan a lo que le hemos hecho a la Pachamama, nuestra madre tierra, a la que olvidamos adorar como una divinidad, a la que hemos herido profundamente. “Somos una unidad con ella, todo lo que daña a la Pachamama nos daña a nosotros”, me señaló, “depredación, destrucción, el poner el avance tecnológico y empresarial, por sobre las leyes naturales, por todo eso la Pachamama está enferma”, agregó.
Y es que las culturas que veneran a la tierra como nuestra gran madre, como la Diosa que es, la que engendra toda la vida, saben que se perdió el rumbo cuando pusimos el mal entendido progreso por sobre el respeto y la conservación de los recursos naturales, lo que nos llevó a tener hoy una norme deuda ecológica y climática.
Se puede continuar hablando de cientos de forma de superar la escasez de agua, u otros temas medioambientales, como la contaminación o el cambio climático, pero sabemos cuál es el primer paso que debemos dar: tomar conciencia de la sacralidad de nuestra Mare Tierra, verla como un ser viviente que puede morir, respetarla, y recordar que lo que le hacemos a ella, nos lo hacemos a nosotros.
Nataly González Díaz
Periodista y Mag. en Cs. Sociales
F: elatacama.cl
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