LA AMENAZA LATENTE Y LOS PROTECCIONISTAS




El ser humano que se considera amo y señor de la tierra y de toda criatura viva, lentamente se va dando cuenta de que ha dado los primeros pasos hacia la autodestrucción. Por eso es necesario que todos nosotros hagamos un verdadero esfuerzo para cambiar esa situación amenazante, pues nuestra conciencia nos advierte que sucumbiremos irremediablemente si dejamos las cosas como van. Volvamos a acercarnos a la Naturaleza y cooperemos protegiéndola, dejando a un lado los prejuicios y el temor a las críticas. Abramos los ojos al dolor ajeno y miremos con compasión y comprensión a las criaturas inferiores, respetando la vida en todas sus formas.

Hay muchos malentendidos alrededor de la palabra "proteccionismo". Cuando se trata de protección a los animales, a menudo se le clasifica como un simple pasatiempo de gente ociosa y sentimental, o bien de personas fustradas, cuyo único remedio es el de refugiarse en los animales, sin pensar en el prójimo. No hagamos caso de esas opiniones de gente sabihonda que no protege ni al animal ni al projimo.

Tengamos en cuenta que estamos en este mundo para servir y ayudar a toda criatura que necesite de nosotros, sea ésta hombre, animal o planta. Tengamos en cuenta la inmensa utilidad que no proporcionan los seres que tan a menudo nos parecen insignificantes y molestos, y recordemos siempre la devastación que el hombre ha ocasionado en la Naturaleza que le fue confiada: los bosques mutilados, las especies exterminadas, las aves estériles, los millones de peces muertos en aguas contaminadas, los campos intoxicados.

Todos éstos han llegado a ser auténticos problemas para la humanidad, y deberán ser resueltos cuanto antes.

Y para ello debemos empezar cada uno de nosotros ahora mismo: en nuestro hogar,con nuestros hijos, en las escuelas, con las personas que nos rodean, inculcándoles el respeto al derecho ajeno y la reverencia ante la obra de Dios, teniendo en cuenta que nosotros , que todo lo mutilamos, que por egoísmo nos ensañamos con seres inocentes, destruyendo la Creación, no somos capaces de crear una sola mariposa.

Ma. Ute R. de Díaz
La Voz de los Animales - México

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