Cuando se descubrió el ADN (ácido desoxirribonucleico) le hizo posible al Bioingeniero penetrar y arreglar de nuevo la estructura genética de los seres vivos a un grado y ritmo sin precedentes, en contraste a la evolución y los métodos tradicionales de crianza selectiva e hibridización.
Reducir los animales a un nivel de mercancia patentable, verlos como recursos útiles, cruzar las fronteras biológicas de las especies y cambiar el orden natural de la creación mediante los cambios de genes entre seres muy distintos para hacer animales transgénicos, implica más que conocimientos y destreza científicos. Implica también un rechazo al valor inherente, naturaeza y ontología de los seres vivientes. Los valores mecanísticos e instrumentales tienen prioridad sobre el respeto por lo sagrado de la vida y su valor inherente.
La totalidad de la creación se ha dirigido hacia el único fin cuya consideración sólo es si sirve o no al hombre. La tendencia es negar cualquier dignidad y gozo de la vida al animal. Si sirve a los fines mercantiles, pueden convertir al animal en un ser o creatura monstruosa. El dolor físico y psóquico del animal no cuenta. Seguramente habrá que poner límites en esta ciencia tan aterradora en evz de hacer creer al hombre, siempre crédulo, que aquí está el futuro del mundo.
Peggy Monning Porteau. La Voz de los Animales. México
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